jueves, 8 de marzo de 2007

H. D. Thoreau

Se suele reconocer a H.D. Thoreau como el padre del llamado "movimiento conservacionista" estadounidense, y por lo tanto, una gran influencia sobre los posteriores precursores del Regional Planning en ese país, como B. MacKaye y L. Mumford. Aunque cueste aceptarlo, en los Estados Unidos han surgido grandes aportaciones al pensamiento de la humanidad, y sin duda las de este autor se pueden incluir en este grupo.

Se trata de un estadounidense singular, al tratarse de un hombre que rechazaba en su momento la esclavitud y la invasión de México, pero que sobre todo, era un detractor del gobierno. Y esto no por razones partidistas, si no por partir del principio de que "el mejor gobierno es aquel que no gobierna en absoluto", y reconocer que esto sucederá cuando la sociedad esté concientemente lista para ello. Por lo tanto se trata no de una invocación al caos y la revuelta, si no de la persecución de una sociedad de hombres cultos que no necesitan someter su libertad a una institución basada en la fuerza de las mayorías.

Sin duda este es uno de los puntos que más caracteriza a Thoreau: la reivindicación del individuo, y de la conciencia y la libertad individual, por encima de los intereses de un Estado, que por principio debería someterse a la voluntad de los individuos y no al revés (su principal manifiesto al respecto es el ensayo de 1847 "Desobediencia Civil"). A mi entender se trata de un planteamiento plenamente anarquista al rechazar la conveniencia de un gobierno que incluso por la fuerza se contrapone a los intereses de los ciudadanos, pero que a diferencia de otros anarquistas europeos como Kropotkin, tiene como centro de su planteamiento al individuo y no a la colectividad. Al individuo culto, es decir, el extremo opuesto al individuo enajenado por la sociedad, que cumple cierta reglas de conducta no por convicción y principio, si no como acto de claudicación ante una institución legitimada por las mayorías pero que defiende los intereses de grupos minoritarios. Se trata de un individuo profundamente moral, que por ejemplo no mata y no roba porque este prohibido por la ley, si no por que sus principios se lo impiden.

Lo que hace de Thoreau más singular aún es que se trata de un hombre de palabra y de acción (a diferencia de los que queremos cambiar el mundo desde un cubículo y con un sueldo fijo), que fue a parar a la cárcel por negarse a pagar sus impuestos al considerarlos como complicidad con el gobierno, y que se apartó durante algunos años a la soledad de la naturaleza para vivir en una cabaña construida por él mismo a orillas del lago Walden, de donde tomaría el nombre para su obra literaria más conocida.

Y es que para Thoreau, así como para otros como Reclús, la naturaleza es el escenario de máxima libertad, al estar alejado de todas las reglas e influencias cívicas de la sociedad. Thoreau es en realidad un amante de la naturaleza como antítesis de la claustrofobia de la cultura actual, y por lo tanto, un asiduo espectador de sus fenómenos y defensor de sus virtudes. Para él, la caminata por el bosque es una de las actividades más liberadoras que puede tener un individuo siendo este parte de la naturaleza antes que un miembro de la sociedad (como expresa en su ensayo "Walking"), la excursión sin un objetivo específico, en la que no haya que rehacer cada vez el camino de vuelta; en la caminata encuentra una metáfora de la vida.

Lo que resulta particularmente interesante en este caso, es que no se trata de una promoción del ermitaño antisocial. Thoreau convenientemente situó su cabaña en el límite entre el pueblo y el bosque, de alguna manera reconociendo que el hombre tiene que asimilar y conciliar su lado salvaje natural y su lado cívico social. Como el mismo lo expresa: en una tensión entre el Este europeo civilizado, con una cultura histórica, y el Oeste salvaje, natural, por explorar. Pero donde la naturaleza es más que un escenario romántico, es la fuente principal de riqueza de las naciones, por lo que debe ser preservada ("wildness is the preservation of the world"), las naciones civilizadas deben prevenir que el suelo se exhauste, y mantenida como parte del interés común:

"(...) when fences shall be multiplied and man traps and other engines invented to confine men to public road; and walking over the surface of God´s earth shall be construed to mean trespassing on some gentleman's grounds. To enjoy a thing exclusevly is to commonly exclude yourself from the true enjoyment of it." ("Walking", 1862)

martes, 6 de marzo de 2007

PRIMEROS PASOS

Como segunda entrada, me gustaría incluir algo básico para cualquier debate o intercambio, que son las bases de partida. En este sentido quiero recomendarme (y recomendarles) algunas lecturas de inicio al tema. Si algunos autores del siglo XIX detonadores de la discusión que pretendo abarcar tenían como principal metodología de trabajo la excursión, el salir y echar a andar por el campo, propongo comenzar el itinerario en la rancia Nueva Inglaterra, en Massachusetts, con Henry David Thoreau (1817-1862). Como adelanto solo mencionar su amor por la naturaleza y su total oposición al gobierno estadounidense, a la guerra con México (1847) y a la esclavitud. Varios de sus ensayos, como "Desobediencia civil", "Walking" o "Walden" se pueden leer en la red (http://thoreau.eserver.org/).






H.D. Thoreau


Nuestra excursión podría atravezar el atlántico (porqué no, al fin es puramente teórica) y llegar a Francia o a donde quiera que se encuentre en ese momento otro asiduo excursionista y anarquista, Elisée Reclús, precursor de la geografía humana, y compañero de lucha anarquista de otro viajero, o en este caso exiliado (algunos tienen la virtud de poder llevar la libertad en una maleta) Piotr Kropotkin.








E. Reclús


Nuestro siguiente excursionista excursionado es un personaje fundamental en todo lo relacionado con relacionar territorio, ciudad, medio ambiente, historia, geografía, filosofía y casi todo lo demás, y suele localizarse en una torre de observación en Edimburgo, Escocia. De nombre Patrick Geddes y de profesión indefinible, aunque de formación en la biología. Reconocido por la mayoría de los historiadores como el padre de la "planificación regional" u "ordenación del territorio", a pesar de nunca haber hecho un plan de tal índole. De pensamiento tan complejo y disperso, resulta casi tan inalcanzable como su bibliografía. Afortunadamente, ha sido traducido a la cordura y el pragmatismo para los urbanistas por otro estadounidense singular, Lewis Mumford, que incluso bautizó a su hijo con el nombre de Geddes Mumford, el cual falleció no durante una excursión, si no una incursión, llamada la Segunda Guerra Mundial.


A partir de aquí el camino deja de ser claro y directo, comienza a separase en varios pequeños senderos menos transitados, en los que encontramos algunas referencias importantes pero menos "hitos" visibles desde la distancia; puede esto deberse a que al llegar los años 50's y la gran explosión del consumo y las comodidades de la vida urbana capitalista, nos hayamos ido todos con el garlito de que la libertad reside en la cantidad de cosas que uno puede consumir, y las voces de tractoras se hicieron cada vez más marginales (solo momentaneamente). Probablemente es aquí el "punto de decisión" donde cada quién debe elegir un camino y explorarlo por su cuenta. Yo, como amigo de lo impráctico, no puedo evitar la tentación de recorrerlos todos, eso si, sin despegar el culo de la silla.







L. Mumford

PRESENTACION

He creado este blog como una suerte de laxante mental que ayude a construir un discurso personal que sirva como estructura para mi tesis de doctorado. Pretende ser un espacio de discusión deshinibida y sin prejuicios académicos, para argumentar (en principio conmigo mismo, pero ojalá que en el futuro con alguien más) a partir de dos temas principales, en principio ajenos uno del otro, pero en el fondo (creo) profundamente intrincados:

El primero, sobre el futuro de nuestra libertad como individuos y como sociedad, la necesidad de despojarnos de los actuales gobiernos (poderes ejecutivo, legislativo y judicial, así como los partidos políticos) al ser estos el principal obstáculo para la evolución de la cultura individual y social y el principal promotor de la enajenación.

El segundo tema es la necesidad y el deseo de un desarrollo social e individual basado en la utilización coherente de la riqueza del espacio físico que nos rodea, del territorio que nos dota de un contexto para ser lo que somos, de la tierra que nos da el sustento físico y nos brinda nuestra única garantía de futuro.

Sin duda esta discusión es poco original, pero no por ello menos interesante o actual. Muchos habremos escuchado el lema "tierra y libertad" e incluso sabremos a quien adjudicarlo, pero tal vez no hemos reparado tanto en las tremendamente complejas implicaciones que tiene en nuestro mundo actual.

Hoy en día la tierra tiene un precio que discrimina la localización geográfica de la población. Al que tiene un gran poder económico puede optar a vivir en ciertos lugares y al que carece de él le toca ocupar los residuos: los drenajes, las barrancas, etc. Mientras tanto, la tierra mas rica, aquella alejada de nuestras alienadas ciudades, ha sido despojada de su valor social como sustento de vida y sus habitantes han sido tácitamente conducidos al borde de la periferia del extrarradio del suburbio de la zona conurbada de la ciudad.
Si la tierra es la libertad, el primer paso para despojarte de una pasa por alejarte de la otra.

Hoy en día sabemos que la tierra es la libertad, porque también en ella nos jugamos el futuro. El uso del territorio no es ya solo un problema de producción económica o de justicia social, si no de supervivencia de la especie humana que ha depredado el balance ecológico de su entorno para saciar el hambre (que en su esencia es insaciable) de consumo de la sociedad, convenientemente promovido por las minorías que controlan los grandes ciclos del capital en nuestro mundo.

La destrucción del territorio, de la tierra, de la Tierra, es la agresión final a nuestra libertad, al privarnos de un derecho tan elemental como es el derecho al futuro.

Me invito a mi mismo ( a ver si así avanzo con la tesis) y a todo aquel que quiera sumarse a esta verborrea.